Detrás de un spot, tenemos: un guion creativo que ha pasado por las manos de decenas de personas, desde la agencia creativa y todos sus involucrados, hasta el gerente de marketing de la empresa y, finalmente, llega al CEO de la empresa, quien generalmente tiene la última palabra para ver si se aprueba esa producción.
Pero no termina ahí, antes de que nuestro CEO lo apruebe, se lo deberá mostrar a un par de amigos, a la esposa y a los hijos, porque, lógico, el ojo de un millennial es clave hoy en día.
Luego de este proceso burocrático, podemos proceder a ejecutar la producción y todo lo que conlleva: casting, locaciones, directores de todo tipo, maquillistas, camarógrafos, luces y todo el tremendo equipo que se requiere para llegar a obtener esa producción que el pequeño millennial hijo del dueño terminó sugiriendo.
Pregunta:
¿Cuándo fue la última vez que un amigo tuyo te compartió uno de estos videos? O vos, ¿cuándo fue la última vez que compartiste con algún amigo uno de esos spots?
Si sos de los que no puede responder a estas preguntas, la razón es simple: el objetivo del marketing de ese tipo de marketing es llegar a más personas y a tu subconsciente le vale madre ese objetivo.
Por eso quiero que entendamos que las técnicas del marketing de interrupción, no son las que funcionan actualmente.
El objetivo del marketing de interrupción es llegar a muchas personas con un producto. El objetivo del marketing de valor es llegar a las personas adecuadas.
El objetivo del marketing de interrupción es que el spot sea “chistoso”. El objetivo del marketing de valor es que su producto satisfaga las necesidades de su público objetivo.
El objetivo del marketing de interrupción es cantidad. El objetivo del marketing es calidad.
El objetivo del marketing de interrupción es ganarle a la otra agencia con un mejor spot. El objetivo del marketing de valor es ganarle a tu producto de ayer y mejorarlo maña
Podemos:
- Crearte estrategias de marca.
- Montón de campañas.
- Invertir cantidades absurdas en publicidades en Facebook e Instagram.
- Hacer una mega producciones de fotos y videos.
- Hacer que tu producto o servicio logré visibilidad.
- Crear contenido por montón.
- Asignarte un community manager que interactúe con tus fans.
Las redes sociales realmente pueden lograr muchas cosas. Pero si lo que estás ofreciendo es un producto o servicio sin valor, en lo único que te están ayudando, es en vender humo.
Muchas veces nos hemos topado con personas que quieren “estar en Facebook”, – ¿por qué? – les preguntamos, y si la respuesta involucra el “porque todos están ahí” o “mi competencia tiene una Fan Page”, sabemos que ya estamos partiendo con el pie izquierdo.
Generalmente, cuando hemos tomado clientes que querían estar en redes sociales, sin algún motivo en particular, las cosas no han salido bien. No teníamos claros los objetivos, nos basábamos en la cantidad de likes (hoy en día sabemos que ese dato casi que ni importa), publicábamos por publicar (pecado grave en el mundo digital).
No busco apuntar a nadie, porque en estos casos ha sido una falla tanto nuestra, como la del cliente. Fallas que por suerte cometimos, porque ahora sabemos cómo evitarlas, e incluso, cómo volcar la situación.
Mi punto es, antes de querer estar en Facebook, Instagram o la red social que deseés, conocé bien tu propósito como empresa, conocé tu producto o servicio. Si necesitás ayuda, descubramos cuál es su valor y luego, podemos hablar de redes sociales. Una vez escuché por ahí, “es tan bueno que no necesita publicidad”, y qué afirmación tan certera.
Por último, quiero añadir que estar en redes sociales no es para vender, es una consecuencia, sí. Es probable que tu presencia en redes sociales aumente tus ventas, ayude a la gente a llegar a tu negocio, colocarte en el mapa… de nuevo, sí.
Pero nosotros, los consumidores, vos y yo, no entramos entusiasmados a Instagram buscando una publicidad. Entramos para entretenernos, para informarnos. Sé parte de la conversación de tus seguidores, no seas otro anuncio intrusivo.
Te doy un ejemplo, si te fijás en la cuenta de Instagram de Apple, ¿cuántas fotografías del último iPhone ves?, ¿aparecen los precios?, ¿ofertas especiales?
Lo único que vas a encontrar es una enorme comunidad que comparte momentos (que, en efecto, son capturados con cámaras de iPhones). Apple, no te está vendiendo su teléfono, te está vendiendo experiencias.
Y vos, ¿qué vendés?